Lasagna de espinacas, ricotta y mozarella, la cena perfecta después de una de estas tormentas de agosto, que nos permiten disfrutar de los últimos días de vacaciones, un poco más fresquitos. En Italia, el 15 de agosto es fiesta y en muchas casas se celebra con una gran comida.
Uno de los clásicos, para esta ocasión, es la lasagna, normalmente hecha con ragù, bechamel y muchísimas capas de pasta (aquí mi receta, con video). Una delicia, pero se tarda un montón de tiempo en cocinarla, ya que cualquier tipo de ragù tradicional necesita una larga cocción y, normalmente la pasta, finísima, se hace en casa. La de espinacas es mucho más sencilla, si tienes parientes vegetarianos, también la pueden comer, y está igualmente muy rica.
De todas formas, si os han entrado ganas de comerla a la boloñesa, seguid los mismos pasos que os indico en la receta de lasaña de espinacas, pero sustituyendo la mezcla de espinacas, ricotta y huevo, por el ragù que os he enseñado a hacer para las tagliatelle a la boloñesa y un poco de parmesano.
La ficha
- Para la lasagna:
- 800 g de espinacas frescas o 400 g de espinacas congeladas.
- 6 láminas de lasagna (unos 100 g aprox)
- 250 g de ricotta fresca
- 200 g de mozzarella fresca
- 1 huevo
- 40 g de parmesano rallado
- 1 diente de ajo
- Aceite virgen de oliva
- Pimienta negra
- Sal
- Para la bechamel:
- 500 ml de leche
- 25 g de mantequilla
- 30 g de harina
- Una pizca de nuez moscada
- Una pizca de sal
- Para la bechamel:
- Calentar la mantequilla.
- Cuando esté líquida, añadir la harina y empezar a remover, para que se tueste toda la harina, pero vigilando que no se queme.
- Cuando la harina haya cogido un poco de color y esté bien ligada con la mantequilla, añadir un chorrito de leche y remover bien, enérgicamente, para que no se formen grumos.
- Cuando esté bien ligada, añadir otro chorrito de leche, remover, y así, sucesivamente, hasta que esté toda la leche. (La única dificultad de la bechamel es que se debe de remover constantemente, para que no se pegue al fondo del cazo y se formen grumos).
- Añadir una pizca de sal y otra de nuez moscada y parar antes de que hierva, para que no se espese demasiado, mientras preparamos los demás ingredientes.
- Para la lasagna:
- Mezclar la ricotta, 25 g de parmesano, un huevo y una pizca de sal y pimienta negra en un tazón.
- Dorar un diente de ajo, en un par de cucharadas de aceite, en una sartén.
- Cuando esté ligeramente dorado, retirar el diente de ajo de la sartén.
- Agregar las espinacas a la sartén.
- Si utiliza espinacas congeladas: Hervir las espinacas, colarlas bien y después seguir el mismo procedimiento indicado poara las espinacas frescas.
- Cuando las espinacas estén cocidas/bien salteadas, dependiendo de si eran frescos o congelados, incorporarlas en el bol con la ricotta.
- Mezclar bien la ricotta y las espinacas.
- Cortar la mozarella a dados pequeños.
- Untar una bandeja o recipiente que pueda ir al horno con un poco de aceite o mantequilla.
- Esparcir un cucharón de bechamel por el fondo de la bandeja, repartir por encima un par de cucharadas de la mezcla de ricotta y espinacas y unos cuantos daditos de mozarella. Colocar dos láminas de lasaña encima de la mozarella, una al lado del otro, y repetir la operación, hasta hacer 3 capas de cada ingrediente.
- Cubrir bien la lasagna con el parmesano rallado que ha sobrado.
- Hornear a horno precalentado a 220 grados, durante 20 minutos.
- Dejar reposar la lasagna fuera del horno por al menos 15 minutos, si desea que los cortes salgan bonitos. Si la lasagna está muy caliente, se desmontan un poco.
2 Comentarios
Myriam Nussberger
Es una receta estupenda.Muchas gracias.
Blanca
Hola! Gracias por tu receta. A partir de ahora te seguiré, ya que me gusta mucho la gastronomía italiana, comida mediterránea, como la española/andaluza, pero con esos platos de pasta tan deliciosos, que no se limitan solo a unos espaguetis. Esta receta ya la tengo preparada en la nevera, nada más para meterla en el horno a la hora de comer.