La Piccola Amatrice fue el primer restaurante de Roma capital en el que cené y en el que he comido los mejores spaghetti alla carbonara de la mi vida. Pasó una larga temporada durante la cual no volvimos allí, porque en aquella época trabajábamos igual que ahora a Roma, pero vivíamos en Bracciano, un pueblecito a casi 50 km al noroeste de Roma. Cuan salíamos del estudio, estábamos hasta las narices de Roma y casi siempre volvíamos directamente a casa. Durante todo ese tiempo pensé que no encontaba otra carbonara a la altura de aquella, porque la había probado la única semana que había pasado en Roma como a turista 100% y bajo los efectos de la tontería de las primeras semanas de enamoramiento. Cuando nos trasladamos a Roma empezamos a frecuentar regularmente este restaurante, que nos queda muy cerca de casa, y pude comprobar que no. Cocinan una carbonara fabulosa y punto.
Además de la carbonara, sirven otros platos de pasta igualmente riquísimos: Alla gricia te permite saborear plenamente el guanciale dell’ Amatrice crujiente y de sabor intenso con el que preparan toda receta que lo contiene; la matriciana es increible, le pappardelle al cinghiale, le penne alla vodka, all’arabiatta… Todas merecen ser probadas. Siempre perfectamente al dente, sin racanear en ingrediente alguno. En la cocina van de cara al grano y no te hacen esperar más de lo necesario. Aún así, siempre te queda entretener el hambre tomando un platito de antipasti all’amatriciana variados, que tienen expuestos al lado de la cocina. El poco glamour que me queda se perderá ahora mismo confesando que en algunos momentos de decaimiento en el trabajo, me ha animado pensar que por la noche podía beneficiarme de la opció comer un par de cucharadas de lentejas, judías blancas y/o garbanzos de la Piccola Amatrice, Trinità style.
Si no te gusta la pasta, puedes elegir sin miedo una pizza o algo de los segundos de la carta que, por cierto, nunca te llevan a la mesa. Como ocurre en tantas osterie romanas, te la dicen ellos y recomiendan si ese día han cocinado algo especial. El local es muy sencillo, al igual que los platos, pero tanto en una cosa como la otra, lo que importa es definitivamente la esencia: Productos de calitad cocinados a conciencia, por parte de un conocedor del buen comer tradicional sin tonterías. Tanto él com el resto de su familia, son gente muy amable, simpáticos y que conjuntamente a algunos vecinos del barrio que siempre están por ahí, te hacen sentir com en el comedor de tu casa. Para rematar la jugada, las cantidades por plato son para Obélix después de una semana en ayuno y el precio, exageradamente razonable.
[highlight color=”eg. yellow, black”]La piccola Amatrice[/highlight]
Via Tripoli, 24, 00199 Roma, Italia
Tlf.: +39.06.86200266
Web