Los espaguetis con ajo, aceite y guindilla (en italiano, pasta aglio, olio e peperoncino) son un clásico de la cocina italiana: sencillos, rápidos y deliciosos. Este plato requiere pocos ingredientes y se prepara en menos de 15 minutos. Es la elección perfecta para una cena improvisada o cuando se desea disfrutar de un buen plato de pasta sin complicaciones. Representa la esencia de la cocina italiana: pocos ingredientes de alta calidad que hablan por sí mismos.
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Ingredientes para los espaguetis con ajo, aceite y guindilla
Para 4 personas:
- 400g de spaghetti de calidad (preferiblemente trafilati al bronzo)
- 4-5 dientes de ajo
- Guindilla fresca al gusto
- Aceite de oliva virgen extra (abundante)
- Perejil fresco
- Sal
Recuerda: Al final del artículo encontrarás la ficha completa de la receta con tiempos de cocción y preparación detallados.
Una receta de espaguetis con historia: entre la tradición y el cine
Antes de entrar en la preparación paso a paso de estos deliciosos espaguetis con ajo y guindilla, me gustaría compartir con vosotros una curiosa historia que relaciona este plato con el cine italiano y que nos ayuda a entender mejor su importancia en la cultura gastronómica italiana. Es una anécdota que demuestra cómo un simple plato de pasta puede convertirse en un símbolo cultural.
Alberto Sordi, un ícono de los espaguetis italianos
¿Os habéis fijado, aquellos que habéis estado en Roma, que entre los cuadros y fotografías que adornan las paredes de los restaurantes del centro, se encuentra a menudo una fotografía de Alberto Sordi comiendo spaghetti?
Una escena inolvidable con espaguetis
Lo curioso del tema es que a todos los turistas les hace mucha gracia, reconocen al actor protagonista, pero no saben a qué película pertenece. Por si alguno de vosotros no lo supiera, se trata de una imagen de una escena de Un americano a Roma. Sordi hacía el papel del Ferdinando Mericoni, un chico obsesionado con los EEUU, país donde deseaba locamente ir a vivir. Mericoni intentaba americanizar su vida en Roma, basándose en la idea que tenía de los EEUU, a través de las películas que llegaban de Hollywood a la Italia de los años 50.
El símbolo de una generación de pasta italiana
Las situaciones que protagonizaba eran surrealísticamente patéticas, pero parece ser que, si bien exagerado para hacerlo del todo cómico, muchos jóvenes italianos de la época compartían la obsesión de Mericoni. Especialmente a raíz de la llegada de las tropas estadounidenses a Roma el 4 de Junio de 1944, para liberar la ciudad del ejército alemán. Por cierto que, en esta misma moda se basa la famosa canción napolitana de Renato Carosone Tu vuò fa’ l’americano. ¿Os suena?
La batalla cultural de los espaguetis
La foto pertenece a una escena en la que Sordi inicialmente rechaza la comida italiana, en este caso, spaghetti, pero a los que él llama genéricamente maccheroni, término que se usaba también por nombrar despectivamente a los italianos en el exterior, porque él sólo quiere comer “americano”, mientras su pobre padre, que intenta dormir, se lamenta, harto de las tonterías del Ferdinando. En un acto de rechazo a su propia cultura, Mericoni intenta comer espaguetis (que él llama “maccheroni”) al estilo americano, con ketchup, en lugar de la manera tradicional italiana.
La escena culmina con la famosa frase “Maccarone, m’hai provocato ed io ti distruggo adesso maccarone…” (Macarrón, me has provocado y ahora te destruyo, macarrón…), que representa un punto de inflexión en el que Mericoni, a pesar de su obsesión con Estados Unidos, no puede negar su identidad y cultura italianas. Es curioso pensar que precisamente elige rendirse ante un plato como los espaguetis con ajo y guindilla, una receta cuya paternidad se disputan toscanos, abruzeses, romanos, sicilianos y napolitanos, tan antigua que nadie sabe a ciencia cierta de dónde salió. Quizás sea porque representa la esencia más pura de la cocina italiana.
El misterioso plato de espaguetis de Mericoni
Ahora bien, ¿qué tipo de spaghetti come el Mericoni? Lo he buscado, pero nadie parece tenerlo del todo claro. He encontrado un programa de televisión, “I Cucinatori”, en el que se hablaba de 3 diferentes hipótesis: Bucatini alla Amatriciana, cacio e pepe y espaguetis con ajo, aceite y guindilla.
Creo muy poco probable que fuera la matriciana, porque aunque la peli sea en blanco y negro, se ve claramente que la pasta es en blanco, es decir, sin ningún tipo de salsa de tomate. Tampoco diría que se trata de spaghetti cacio e pepe: el pecorino y la pimienta, ligadas con un poco de agua de cocción de la pasta, dejan la pasta embadurnada de salsa. No suelta y brillante como la que se come Mericoni.
Por tanto, de los tres platos, los espaguetis con ajo y guindilla parecen ser los más probables. Especialmente porque, si sacas el ajo y la guindilla una vez fritos, como a menudo hace la gente en casa, a simple vista parecen sólo aderezados con un chorrito de aceite, tal y como los de la película.
Los espaguetis del carretero: una cuarta opción
Aunque en el programa no se menciona, también podría tratarse de un cuarto tipo de pasta. Al inicio del monólogo Mericoni se refiere a la pasta, que le han dejado preparada, como comida para carreteros. En Sicilia existen los spaghetti alla carrettiera, el nombre viene del hecho de que, precisamente se la comían los carreteros, que para ir de viaje llevaban sólo ingredientes que no se estropearan. A pesar de que se le pueden añadir también champiñones, atún o tomate, la versión base de la receta es pasta fría, normalmente spaghetti, condimentados con ajo crudo, aceite, guindilla y pecorino. Vaya, una prima hermana de nuestros espaguetis con ajo y guindilla. Y aunque de origen siciliano, parece ser que empezó a formar parte de la dieta de todo el país, especialmente en época de escasez de alimentos.
Cómo preparar unos espaguetis con ajo, aceite y guindilla perfectos
El secreto del agua y la pasta
El primer paso crucial es poner a hervir abundante agua con sal. La pasta que usemos debe ser de calidad, preferiblemente trafilata al bronzo, ya que soltará el almidón necesario para crear esa cremosidad característica del plato.
El arte de aromatizar el aceite de oliva
Mientras la pasta se cuece, calentamos generosamente el aceite de oliva en una sartén amplia. Añadimos los ajos (pueden ser enteros con piel para un sabor más suave o laminados para más intensidad) y las ramitas de perejil para aromatizar el aceite.
El punto justo de la guindilla
Cuando la pasta está a media cocción, retiramos las ramitas de perejil y añadimos la guindilla al aceite aromatizado. Es importante vigilar que no se queme para evitar sabores amargos.
El secreto de la cremosidad perfecta
El secreto de unos perfectos espaguetis con ajo y guindilla está en la emulsión final. Reservamos un poco de agua de cocción antes de escurrir la pasta al dente. La añadimos poco a poco a la sartén mientras salteamos, creando una cremosidad natural gracias al almidón de la pasta.
Trucos para unos espaguetis con ajo, aceite y guindilla inolvidables
- El agua de cocción es oro: nunca la tires toda, es fundamental para la cremosidad final
- La temperatura del aceite: debe estar caliente pero no demasiado para no quemar el ajo
- La pasta al dente: es crucial para mantener la textura perfecta
- La guindilla: ajusta la cantidad según tu tolerancia al picante
- El acabado: un chorrito final de aceite crudo y perejil fresco picado marcan la diferencia
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¡Buen provecho!
La ficha
Espaguetis con ajo, aceite y guindilla (Aglio, olio e peperoncino)
Ingredientes
- 200 g spaghetti
- 1 diente de ajo
- 1 peperoncino fresco
- Aceite de oliva
- sal
Elaboración paso a paso
- Poner ya directamente la olla con agua para la pasta al fuego, porque el resto se hace en un santiamén.
- Poner un buen chorro de aceite a fuego suave en una sartén lo suficientemente grande como para saltear la pasta.
- Añadir el ajo y el peperoncino / guindilla, cortados a laminas bien finas, aunque, si no te gusta comer trocitos de ajo y peperoncino, puedes sencillamente añadir al aceite el ajo partido por la mitad y un peperoncino seco. Así puedes retirarlos fácilmente de la pasta.
- Cuando el ajo y la guindilla son dorados, parar el fuego, si la pasta no está todavía al dente.
- Colar la pasta, reservando medio cucharón de agua de la cocción y añadirla a la sartén.
- Saltear la pasta con el contenido de la sartén y el cucharón de agua de cocción.
- Parar el fuego cuando la pasta se haya bebido el agua.